Si se fijan, en miles de los envases desechables que compramos, aparece el ícono de una personita botando un desecho a un canasto de basura. Recordatorio de que no botemos nuestra basura al suelo, sino que a un contenedor. Resabios de una campaña más bien reciente. Hoy tenemos el Día Mundial del Reciclaje declarado por la Unesco, pero hace 20 años la educación ambiental se trataba de eso: qué hablar de reciclaje… Sólo no botes la basura al suelo.

Gary Chan, Unsplash
¿Qué es el reciclaje?
Me parece importante definirlo, y aunque no soy fan de Wikipedia, acá la definición de reciclaje es clara, sencilla y acertada:
El reciclaje es un proceso cuyo objetivo es convertir residuos en nuevos productos o en materia prima para su posterior utilización. Se previene el desuso de materiales potencialmente útiles, se reduce el consumo de nueva materia prima y el uso de energía.
Adicionalmente, se previene la contaminación del aire a través de la incineración, y del agua a través de los vertederos, así como también se disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la producción de plásticos nuevos.
El reciclaje es un componente clave en la reducción de desechos contemporáneos y es el tercer componente de las 3R: Reducir, Reutilizar y Reciclar. (Volveremos más adelante a estas famosas R-R-R).
¿Qué nos ha traído el Día Mundial del Reciclaje?
En 20 años las cosas han cambiado mucho. En varias muchas comunas de Chile se han implementado “puntos verdes” comunales. Proliferan los emprendimientos que retiran tus residuos reciclables y orgánicos a domicilio. Los edificios y comunidades habitacionales tienen centros de acopio donde dejar algunos residuos como cartón, vidrios, latas y plásticos.
Hoy, si no reciclas, no solo no eres ecológico, sino que irresponsable. Hasta mi tío que tiene más de 70 años y está recién entendiendo el momento progre en que le tocó envejecer, se acostumbró a separar sus residuos.

Pawel Czerwinski – Unsplash
Otro dato importante: en Chile estamos en medio de la implementación de la Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del Productor o Ley REP. Promulgada el 17 de mayo de 2016, básicamente busca obligar a fabricantes e importadores de seis productos prioritarios (aceites, aparatos eléctricos, baterías, envases, neumáticos y textiles) a hacerse cargo de ellos, una vez que se convierten en basura.
Y es genial que esto pase: cambio de cultura en las personas, legislación y políticas públicas, nueva infraestructura, iniciativas privadas. Pero de alguna forma, cuando veo el monito en los envases, siento que aún en medio de la peor crisis ecológica que ha vivido el planeta, deben recordarnos no botar la basura al suelo. Por lo menos a mí, esto me habla de que aún falta mucho por hacer.
¿Por qué está bueno reciclar? ¿Y por qué ni tanto?
Ante todo, reciclar está bien. Lo que está pasando en términos de iniciativas públicas y privadas, educación y cultura, está bien y tiene que seguir pasando, más y mejor. El reciclaje reduce el consumo de nuevas materias primas, está aportando cada vez más a la economía, y reduce las emisiones de CO2. Pero es indispensable que entendamos algunas cosas que nos harán sentirnos menos salvadores del planeta, al momento de separar un residuo reciclable. Y que ojalá también nos prendan nuevas ampolletas: la de las otras Rs.
El reciclaje debería ser la última opción, por eso siempre la verás como la última de las Rs.
El reciclaje es un proceso costoso y contaminante
Es un proceso industrial muy poco visibilizado en su complejidad, junto con los desechos y emisiones que aporta. Al mismo tiempo requiere del uso de maquinaria industrial costosa, uso de espacios cada vez menos disponibles para el almacenamiento, y uso de altos niveles de energía y combustibles. La mayoría de los materiales tienen un límite de reutilización; es decir, una vez que entran en circulación, casi todos los residuos se convertirán indefectiblemente en un desecho no reciclable.
Reciclar no consiste en separar residuos en contenedores
Eso es lo que tú haces, pero aún le queda al residuo un camino largo por recorrer hasta llegar a convertirse en una nueva materia prima o un nuevo objeto. Por motivos muy diversos un gran porcentaje de los residuos que la ciudadanía separa en un contenedor, no llegan a ser efectivamente reciclados. Esto se llama trazabilidad, y hay pocas empresas y entidades en Chile que lo aseguran.
Solo es posible reciclar un porcentaje de los residuos que se generan
El reciclaje industrial no logra hacerse cargo de la totalidad de los residuos que se generan, porque muchos de ellos están compuestos de más de un material, lo cual dificulta mucho el proceso, o porque muchas de las materias primas requeridas exigen estándares técnicos difíciles de cumplir.
Una vez que asumimos la dolorosa verdad de que nuestra existencia es una carga tremenda de emisiones y residuos para el planeta, entendemos que puede haber mucho más por hacer que reciclar.
También, muchos residuos sufren afectaciones o descomposiciones en el proceso de transporte que comprometen la factibilidad de reciclarlo, lo cuál muchas veces afecta también a todo el lote junto con al cuál fue almacenado. El reciclaje no puede suplir la demanda de materias primas ni objetos del mercado. O sea, sí o sí habrá producción desmedida.
Reciclar no reduce efectivamente la basura
Estoy siendo provocadora, porque en verdad la reduce, pero no lo suficiente. No hemos llegado a un punto de equilibrio entre los residuos producidos y los residuos reciclados, ni remotamente cerca. Ni llegaremos luego. Seguimos produciendo un montón de basura que no está siendo reducida en su origen y es necesario pensar en nuevos mecanismos de manera urgente.

Volodymyr Hryshchenko – Unsplash
La emisión cero no existe. Ya sabe quien quiera ser 100% sostenible: puede irse a los campos y montañas a recolectar insectos y frutos, vivir en una cueva sin comunicación con otras personas, lidiar con el clima por la suya y dejar su cuerpo a disposición de los animales al morir. Una vez que asumimos la dolorosa verdad de que nuestra existencia es una carga tremenda de emisiones y residuos para el planeta, entendemos que puede haber mucho más por hacer que reciclar.
Entonces: ¿Reciclar? ¿No reciclar? ¿Qué hacemos?
Nuevamente, fui provocadora. No es que no está tan bueno reciclar, sino que es infinitamente insuficiente. Necesitamos cambios a todo nivel para solucionar el problema de la basura en el planeta que degrada aceleradamente los ecosistemas y la salud de las personas. Las empresas, a repensar sus procesos, embalajes, materiales, sistemas y medios de producción. Los gobiernos, a legislar más exigentemente al respecto. La sociedad civil, a educar en una vida menos generadora de residuos y emisiones.
No quiero denostar el Día Mundial del Reciclaje, solo tensionar un poco el debate, salir de la autocomplacencia.
Necesitamos cambios a todo nivel para solucionar el problema de la basura en el planeta.
En los últimos 20 años fuimos capaces de cambiar rápidamente, del modo “boto mi basura al suelo” al modo “reciclo mis residuos”, que nos ha exculpado engañosamente del delito brutal de llenar el planeta de residuos. Y pensamos que está todo bien porque se está reciclando más, y generamos más basura porque “no hay problema, se recicla”. Ahora necesitamos pasar aún más rápido, del modo “reciclo mi basura” al modo “reduzco en lo posible mi producción de basura”. El reciclaje debería ser la última opción, por eso siempre la verás como la última de las Rs.
Les hablo a las personas, a las que pueden comprar a granel, optar por productos de segunda mano y ropa usada, usar sus propios envases en lo posible (a ti te hablo, fanático del café para llevar), preferir productos con embalaje ligero o compostable, pedir menos comida a domicilio… ¡Y sencillamente comprar menos!

Artem Labunsky – Unsplash
La historia capitalista reciente nos ha enseñado, entre otras muchas cosas, la importancia de los incentivos de mercado para los cambios sustanciales y globales. Y los consumidores somos el mayor incentivo de mercado. Antes que la Ley REP funcione en su totalidad, seremos nosotros ciudadanía quienes impulsemos una nueva forma de producir, distribuir, consumir y desechar todo lo que necesitamos para vivir. Junto con eso, es necesario entender realmente qué es lo que necesitamos para vivir, pero eso ya es harina de otro costal.
Conmemorando el Día Mundial del Reciclaje
Que este Día Mundial del Reciclaje sea un recordatorio de lo mucho que hemos hecho en poco tiempo, pero que también sirva para entender las limitaciones de estos sistemas, y la necesidad de hacer más: de impulsar esta reflexión donde quiera que vayamos, de educarnos mutuamente, de ver documentales, inventar mecanismos, adquirir nuevos hábitos, exigir a las marcas y mercados.
Así como hemos transformado explosiva y velozmente la industria alimentaria a través de hábitos que han tendido a la disminución de los alimentos de origen animal, tenemos que dejar de consumir de las marcas hiper contaminantes. Cada vez hay más emprendimientos de reciclaje y compostaje. Cada vez hay más tiendas a granel y dispensadores móviles. Sueño con un mundo donde las tiendas y supermercados sean completamente diferentes, en un futuro no tan lejano.
Y ese mundo, será indefectiblemente más sostenible, más feliz, sano y justo para todas y todos. Que este sea un día de reciclar, pero también de soñar con mucho más.
Imagen de portada: Bjorn Pierre @bjornpierre, Unsplash
Deja tu comentario