Desde 1993, cada 22 de marzo se celebra el “Día Mundial del Agua” para concientizar acerca de este bien común. A pesar de lo esencial, en el mundo, 2.200 millones de personas viven sin acceso al agua potable, siendo las mujeres, las más afectadas, y la brecha sólo aumenta día a día. Y Chile no es la excepción; según el mapa de conflictos medioambientales del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), actualmente se presentan 128 conflictos en el país, 45% de ellos conectados con la vulneración del derecho humano al agua.
Chile sin agua
Como país nos encontramos en una situación delicada: enfrentamos la mayor crisis hídrica, a una escala tal, que día a día muchas comunas de Chile abastecen a su población de agua mediante camiones aljibes, simplemente porque en los territorios ya no hay agua.
A su vez, el modelo de desarrollo neoliberal y la actual normativa no reconocen el acceso al agua como un derecho básico para la comunidad, ni se prioriza el uso humano por sobre el productivo. Estos son temas que actualmente son materia de discusión en la Convención Constitucional, como la base para caminar hacia una constitución ecológica.
Ver esta publicación en Instagram
Lucha de mujeres
Como muchísimas luchas, sobre todo relacionadas con la naturaleza, la vulneración de derechos en torno al agua es aún mayor cuando hacemos un cruce de género: El agua es una lucha que tiene rostro de mujer, ya que son las mujeres y niñas quienes, en un 80% de los casos, son las encargadas de recolectar agua para sus familias. No obstante, su participación en instancias de tomas de decisión, en acceso a cargos técnicos y operativos, y formación están fuertemente concentradas en hombres.
Esta situación se explica por la división sexual del trabajo, donde las mujeres se ven relegadas a los cuidados, siendo invisibilizadas en los espacios de participación e incidencia. Las mujeres, sobre todo de zonas rurales, son quienes más saben acerca de la ubicación, almacenamiento y gestión de las fuentes de agua; sin embargo, son las mismas que tienen las menores oportunidades de intervenir en los espacios de deliberación.
Violencia hacia las mujeres
Como si esto fuese poco, además las mujeres están más expuestas a recibir violencia, como el caso emblemático de Berta Cáceres, cuando luchan por el derecho humano al agua. Bien lo saben las activistas chilenas que son parte de Modatima: han recibido amenazas de muertes, intentos de atropello, robos y hostigamiento.
Las autoridades no han hecho nada; recepcionan las denuncias, no investigan y las desestiman. No hay responsables ni culpables en estos ataques ¿cuánta violencia más se tiene que esperar?
La sociedad parece olvidar que la vida depende no sólo del agua, sino además, de las mujeres.
Deja tu comentario