María Paz Castillo (36) o Mapapo como prefiere apodarse, se crio en La Florida, justo en el límite con La Granja y La Pintana, en la zona sur de Santiago. Aprendió a andar en bicicleta antes de los 10 años, en la bici de una vecina. No tuvo una bicicleta propia hasta pasados los 20, y no se bajó más. En 2018 creó “La Cicletada de las Niñas“, proyecto que reúne a niñas y mujeres, para moverse juntas en bicicleta por las calles de la ciudad.
Este domingo 26 de septiembre se realizará la quinta versión de la cicletada, que comenzará en la comuna de Independencia y se llevará a cabo simultáneamente en otras cinco ciudades del país.
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¿Por qué no tuviste bicicleta cuando niña?
-Tengo un hermano diez años más grande; cuando yo tenía unos cuatro o cinco años, le robaron la bici de manera violenta, así que quedó como un tabú en mi casa. Además, yo sabía que era muy caro y vivíamos solo con mi mamá, así que siempre asumí que nunca iban a poder comprarme una. Ni siquiera sufrí, porque lo veía como algo muy caro, era imposible.
Por el sector en el que vivía, veía a gente en bicicleta microtraficando, lo que condicionó la imagen que tenía de la bici.
¿Por qué no te bajaste más cuando te subiste a una?
-Fue increíble: no necesitaba plata para moverme. Yo siempre he sido pobre pero en la época universitaria, peor. Empecé a trabajar y a hacer cosas, todo de noche; no podría haber tenido esa vida sin la bicicleta. Devolverme a las cuatro de la mañana… Aunque tengas plata es peligroso esperar y todo eso. La bici era pescarla y andar no más.
Mapapo también valora tener la independencia de poder irse cuando algo le molesta. “Por ejemplo el otro día fui a dejarle algo a un conocido y me dijo ‘perdón por retenerte’ y yo le respondí: ‘Yo ando en bicicleta, si a mi me molesta algo te voy a decir chao y me voy a ir’. Eso no lo puedo hacer si ando en transporte público“, cuenta.
La ciclista comenta que existe la creencia de que andar en bici significa estar transpirada todo el tiempo, pero argumenta que si bien al comienzo es difícil, poco a poco se vuelve un hábito que rompe tus propias barreras. “La primera semana transpiras como caballo, te cansas, no lo logras y tienes que devolverte caminando. Pero yo siempre digo que me voy a hacer una polera que diga ‘ácido láctico no me la vas a ganar’“, cuenta entre risas.
De lo individual a lo colectivo
¿Cómo andar en bicicleta se transformó en algo colectivo?
– Comencé a andar sola, después me sirvió para ir a la pega. En un minuto con mi mamá teníamos 10 lucas en el bolsillo para el resto de la vida, y pensábamos: “Chucha que vamos a hacer”. Me pasaron un puesto en la fiesta del roto (barrio Yungay) y alguien me dijo: “Oye, tu mamá cocina super bien; podrían hacer humitas para vender”. Vendimos, nos fue bien y de ahí comenzamos a hacer más y yo repartía en bici. A partir de eso creé algo que se llamaba “La chica de los mandados”. Hacía repartos en bici, y harta gente con la que me juntaba andaba en bici así que comenzamos a salir juntos.
“La demanda general de los ciclistas era la educación vial. En eso insistimos hasta hoy”.
¿Formaron alguna organización?
-Conocí a un grupo de gente que se llamaba Bici Paseos Patrimoniales. Aunque siempre decía: “No me voy a meter jamás a otra organización”, porque ya estaba en muchas cosas, pasó como un año y al final me metí. Eran unas cicletadas muy ñoñas, de día domingo a las 10 de la mañana. Íbamos a ver lugares temáticas, había historiadores, arquitectos, diseñadores, gente muy ñoña. A poco andar fueron apareciendo más cosas. De repente alguien dijo que había un foro mundial de la bicicleta en Colombia.
En el foro, Fernanda, una de las ciclistas con quien se había hecho muy amiga, le comentó sobre una jornada en donde sólo había agrupaciones de mujeres. Esa fue la primera chispa.
¿Había demandas en Bici Paseos Patrimoniales o solo se juntaban?
-Directamente de nosotros, no, pero la demanda general de los ciclistas era la educación vial. En eso insistimos hasta hoy. No sacas nada con enseñarle todo al hueón que maneja pero no al resto. Se les enseña en un lugar privado además; nosotros queremos que se enseñen en el colegio. O sea, por qué sé todo de las guerras mundiales y no sé que ese gesto que está haciendo el ciclista significa algo y me puede atropellar.
¿Cómo se creó la Cicletada de las niñas?
-En 2017 fui a un Foro Mundial de la Bicicleta en México. Vendí todo y me fui con bici y todo a viajar sola. Anduve viajando muy lento mientras teletrabajaba, por México, Colombia y Perú. Conocí más organizaciones y gente en torno a la bici. En camino de vuelta -a Chile- me hice un blog donde contaba dónde estaba, lo que opinaba del lugar y cosas así.
A principios de 2018 se hizo famoso un grupo de Facebook en el que muchas mujeres pedían compañía para no viajar solas. Sobre eso, Mapapo comentó: “Todos decían ‘amiga, ni se te ocurra viajar sola’, y yo venía de un viaje de siete meses viajando sola por lugares, peligrosos, centros de ciudades, también lugares más fancys. Entonces dije: ‘¿Y si hago un conversatorio donde cuente la experiencia de viajar sola?'”.
¿Cómo funcionó eso?
-Yo no era la única. Más amigas lo habían hecho, así que podíamos compartir experiencias, contar que no era tan malo. Además, viajando sola siendo pobre, que no es lo mismo que andar con una tarjeta de crédito. Hice un flyer, me conseguí un museo donde trabajaba mi amiga Fernanda. La hueá prendió y llegaron como 80 cabras.
Tras ese evento, Mapapo hizo algunos talleres de mecánica de bicicleta para mujeres, mientras su amiga Fernanda creo la comunidad Ciclistas sueltas, en donde a través de un Instagram se mostraba a mujeres andando en bicicleta.
“Incluso teniendo miedo ando en bici”.
A comienzos de ese mismo año llegó el Mayo Feminista, cuando en 2018 muchas universidades y colegios del país fueron tomados por estudiantes feministas, con diferentes demandas en torno a la educación no sexista, violencia de género y situaciones de abuso o acoso por parte de compañeros o profesores. María Paz y Fernanda fueron invitadas a realizar conversatorios en universidades y colegios.
¿Cuándo llegó a concretarse la cicletada?
-Una amiga en agosto organizaba un festival que de llamaba Oh! Santiago, donde en una noche se abrían y visitaban hartos espacios culturales que no eran museos. Ahí pensamos hacer un bici paseo, pero el grupo estaba bien inactivo. Madurando las ideas dijimos: ¿Y si hacemos una cicletada de puras niñas?
¿Cuáles fueron las principales motivaciones?
-Siempre digo que de niña yo nunca vi mujeres adultas que me hicieran pensar: “Oh, qué bacán andar en bici”. Como mujer andando en bici he tenido miedo en la calle. He tenido emprendimientos de envíos en bicicleta, he andado en otros países, pero no dejo de tener miedo nunca. Esa experiencia quiero compartir: incluso teniendo miedo ando en bici. Pero lo que me da la bicicleta, normalmente una mujer en otra circunstancia no lo experimenta.
¿Eran solo niñas convocadas a la cicletada?
-En ese momento no estábamos tan cercanas a los conceptos LGTBI+. Hicimos el llamado para niñas y mujeres y llegaron preguntas: “¿Y si yo soy papá y quiero ir?”, entonces había que plantearse cuáles eran las respuestas, y yo me pongo irónica: “¿Si soy un durazno y esto es una cicletada de plátanos puedo ir?”. ¡Eres un durazno, no un plátano! Ahora si eres un durazno y vas acompañando a un plátano puedes ir, pero en ese rol de acompañante.
¿Cómo se tomó esta convocatoria el mundo del ciclismo?
Tuvimos funas ridículas, por ejemplo en ese grupo en Facebook Feria Cletera había hueones diciendo “oye vamos a funar esto”. Activistas más viejos decían “Nosotros nunca discriminamos a nadie en 20 años y ahora están dividiendo al movimiento ciclista”.
Pese a algunos movimientos contrarios, a la primera cicletada en Plaza Italia llegaron cerca de 100 personas. “En general, era pura gente que conocíamos de otras instancias u organizaciones. Esas mismas organizaciones nos donaron premios y cosas para sortear para ponerle más onda. Una amiga nos hizo el afiche, donde salía una de las niñas en bicicleta con un pañuelo verde amarrado en el pelo; nuestro mensaje de feminismo escondido en todas partes”, cuenta María Paz.
¿Cómo lo hacen para ir todas juntas?
-Regla número uno: vamos a la velocidad de la que va más lento. Dos: si se cae una paramos. Para que sea para niñas, nos preocupamos de que vayan ciclistas experimentadas encajonando o rodeando al grupo.
Como organización decidieron que la cicletada siempre comenzara y terminara con actividades, esto porque muchas niñas pequeñas no terminan la ruta sin importar si era corta o larga. “La idea es que pudieran compartir con mujeres bacanas, que hacen cosas bacanas. También que anden por la calle, no por la vereda; que su experiencia sea tan bacán que si alguien alguna vez les dicen: ‘Oye, no puedes andar por la calle’, ellas puedan decir: ‘Sí puedo, yo una vez anduve por la calle con unas locas y lo pasé bacán’. Mi idea es instalar recuerdos en las niñas para que nadie les pueda decir que no pueden”.
Masificación e internacionalización de la Cicletada de las Niñas
En 2019, se realizó el Foro Mundial de la Bicicleta en Quito, Ecuador. En una de las gráficas que subían a las redes del evento, decía que Quito era una de las ciudades latinoamericanas con menos mujeres en bicicleta. Cuando vio eso, Mapapo dijo: “Es muy buen argumento para hacer la cicletada en Quito”.
Un desafío era que Quito está a 2.850 metros sobre el nivel del mar. En el foro iban a estar mujeres de varios países de Latinoamérica, por lo que Mapapo y sus compañeras hicieron propaganda, invitaron gente, se consiguieron bicicletas públicas… Y funcionó. Las activistas de otros países se entusiasmaron y les dijeron que podrían hacer la cicletada en varios países el mismo día.
Tras ese primer puntapié internacional, las activistas de distintos países acordaron la fecha para una cicletada simultánea. La fecha elegida fue el 20 de octubre de 2019, lo que claramente se vio interrumpido por los sucesos políticos ocurridos en varios países del continente. “El 10 de octubre quedó la cagá en Bolivia y dijeron ‘parece que no vamos a poder hacerla’. Después en Ecuador, después en Colombia. De repente en Chile quedó la cagá y solo se hizo en Puerto Varas y Valdivia“, rememora.
La cicletada en Santiago se realizó finalmente en enero de 2020 y según María Paz fue positivo, ya que con el auge de la revuelta de octubre, se sumaron muchas más manos voluntarias.
Quinta edición de la Cicletada de las Niñas
¿Quieres participar de este evento de ciclismo latinoamericano? El domingo 26 de septiembre se llevará a cabo la quinta versión en los siguientes lugares:
En Latinoamérica
Durante la última semana de septiembre y la primera de octubre se realizará la quinta edición de la Cicletada de las Niñas. En distintos días y horarios se llevará a cabo en más de 19 ciudades, de Chile, Brasil, Argentina, Colombia, México y República Dominicana.
En Santiago
Este domingo 26 de septiembre se realizará la cicletada en dos puntos de la capital. En la Plaza La Paz de Independencia, a las 1o am se dará inicio a la cicletada de la zona norte de Santiago. Mientras que a las 10:30 de la mañana desde el frontis de la Municipalidad de Puente Alto comenzará la cicletada de la zona sur.
En otras ciudades y regiones de Chile
Puedes revisar en detalle aquí los horarios y puntos de encuentro
La actividad es completamente gratuita y fue levantada gracias al equipo de la Cicletada de las Niñas, voluntarias y organizaciones territoriales de cada comuna, ciudad y país.
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