Soy una mujer de 26 años que lucha todos los días por conservar su independencia. Estudié, pero no me gustó. Trabajé, pero me acosaron. Decidí cómo quería vivir en mi solitario pero amado hogar. La cuestión es que con todo esto siempre me faltó el sexo. Exacto: yo era virgen a los 26. Cuando era chica, era muy joven para eso y luego, ya era muy vieja para tener ese problema.
Siempre evité a los hombres y, al parecer, eso los hacía tener aun más interés en mí. Yo seguí viviendo mi vida autocomplaciéndome y dando por hecho que no necesitaba sexo. Sin embargo, también pensaba que algo estaba mal en mí, porque no podía enfrentar el coqueteo y una posterior relación sexual.
Cuando escuché el capítulo “Mi primera vez” de Copadas, me resonó una frase: “Qué es eso de perder la virginidad, si yo no pierdo nada”. Y todo calzo para mí. Tenían razón. Ahí me abrí a la posibilidad de planear mi placer.
Conocí a alguien por una app, me cayó bien y lo invite a mi casa. Me preguntó si quería hacerlo y le dije que sí. Averigüé todo lo que me gustaba y también le pregunté a él qué quería. Lo disfruté mucho, ya que fui sincera conmigo misma y lo pensé todo el tiempo que necesitaba.
Mi reflexión aquí es que hay que conversar con quien te acompaña, pero principalmente hacerlo antes contigo misma. Hoy no me arrepiento de haber esperado tanto; solo lo disfruto y voy sacando las trancas que la sociedad nos impone. Ni rápido ni lento: a tu tiempo.
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“Virgen a los 26: el sexo a tu tiempo” forma parte de las Colaboraciones Copadas. Para participar, puedes enviar tus reseñas, experiencias y columnas de opinión con enfoque de género a este formulario.
Foto principal: Freestocks en Unsplash
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