Este Día de la Mujer Trabajadora es muy probable que se hable de las movilizaciones de los últimos años o incluso de las manifestaciones de las mujeres de antaño en otros países. Pero también tenemos una larga historia del feminismo en Chile y de organización de mujeres. No te culpo si no la conoces, porque, en realidad, poco y nada se ha hablado de ella en los medios de comunicación y en la educación formal.
Para conocer cómo eran las feministas de antes, en Copadas conversamos con la antropóloga y Premio Nacional de Humanidades 2013, Sonia Montecino. Ella hizo un resumen de la organización de mujeres en el país y sus movilizaciones.
Para comenzar, Montecino quiso diferenciar entre movimientos de mujeres y feminismos. “El feminismo no es uno solo. Es una apuesta a una transformación social, que tiene que ver con las desigualdades entre hombres y mujeres. Cobró diferentes miradas a fines del siglo XIX, el XX y a inicios del XXI”, aclaró.
En ese sentido, Sonia Montecino cuenta que las mujeres se organizaron en varios espacios y en distintas épocas, pero no en todas estas instancias había una intención de transformación radical de las estructuras ni las movía una causa de género. A continuación, un resumen en orden cronológico de algunos de los hechos más relevantes del movimiento de mujeres y feministas.
A fines del siglo XIX
Según el documental sobre la historia de la organización de mujeres en Chile Calles caminadas, de la antropóloga Eliana Largo, a fines del siglo XIX se pueden enumerar las siguientes acciones de protesta y organización:
- 1875: Las mujeres de San Felipe intentan inscribirse en los registros electorales. Son reprimidas y excluidas junto con personas dementes, sirvientes y privados de libertad.
- 1877: Las mujeres acceden a la educación universitaria. Gremios de obreras se organizan en Sociedades de Socorros Mutuos para ayudarse en casos de enfermedad o muerte.
Belén de Zárraga
En febrero de 1913, el líder del Partido Obrero Socialista (POS) Luis Emilio Recabarren invitó a la periodista y libre pensadora española Belén de Zárraga a realizar conferencias en el norte de Chile. Esta era la época de las oficinas salitreras y los movimientos sociales que surgieron por las pésimas condiciones laborales y brutal represión (recordemos la matanza de la Escuela Santa María de Iquique en 1907).
Belén de Zárraga tenía nacionalidad mexicana y realizó giras por distintos países para propagar sus ideas feministas, anarquistas y anticlericales. A raíz de su visita y por iniciativa de la militante del POS Teresa Flores, se creó en Iquique, Antofagasta y las principales oficinas salitreras el Centro Femenino Anticlerical Belén de Zárraga. En su primer año, los centros realizaron 36 reuniones generales, sus miembros asistieron en grupo a 24 manifestaciones públicas en Iquique y la Pampa, y participaron de 68 actos públicos, entre otras acciones.
La socióloga chilena Julieta Kirkwood en su libro Ser política en Chile (1986) dice sorprenderle el entusiasmo y la adhesión de las mujeres chilenas de la época a su discurso anticlerical, pese a la influencia del catolicismo.
Sobre eso, la teórica feminista reflexiona: “Tal vez Belén de Zárraga les haya mostrado la naturaleza total del poder y todas sus facetas: la coacción, insensibilidad, explotación, clericalismo, la represión brutal que no respetaba a las mujeres, niños ni ancianos; y que ante ello haya opuesto la posibilidad de una vida libertaria, justa, de amor a la verdad y a la solidaridad, a la vez que su restitución de sus identidades humanas como mujeres. Pero, y tal vez lo más importante, les mostró la posibilidad del desafío”.
Clubes de lectura
Entre los años 1915 y 1924 se define el “periodo de formación del movimiento feminista”. Se crearon instituciones femeninas, agrupaciones y clubes con mujeres de distintos orígenes sociales, económicos y políticos.
En 1915, la escritora, educadora y militante del Partido Radical, Amanda Labarca, creó el Club de Lectura de Señoras, por la inquietud de las mujeres por culturizarse y conocer el mundo.

Amanda Labarca. Créditos: Memoria Chilena.
Un año después, Delia Matte de Izquierdo fundó el Club de Señoras, como una corriente dentro de los clubes de lecturas, que estaba integrado por principalmente mujeres de clase alta que se compararon con las de estratos medios que contaban con títulos universitarios, mientras ellas sólo conocían de religión y sus rutinas domésticas. Según Kirkwood, con el tiempo, tomaron consciencia de su condición de “inutilidad” y “accesorio” que eran para los hombres de su clase, de su carencia cultural y su opresión.
Gracias a estas instancias, se refuerza el interés por conseguir los derechos de ciudadanía. En distintas ocasiones hubo organización y presión política para estos efectos, tanto de mujeres de izquierda como de derecha.
- 1917: El Club de Señoras hizo que el Partido Conservador presentara en el Congreso el primer proyecto de Ley para conceder a las mujeres los derechos de ciudadanía.
- 1919: Creación del Consejo Nacional de Mujeres y del Partido Cívico Femenino.
- 1922: El Consejo Nacional de Mujeres hace una petición al Presidente para que se les conceda el goce de sus derechos políticos, empezando por las elecciones municipales.
- 1927: En Valparaíso, se funda la Unión Femenina de Chile.
- 1931: Se crea la Asociación de Mujeres Universitarias. Se obtiene para las mujeres el derecho a voto en las elecciones municipales.
Movimiento sufragista
Pocos años después de haber conseguido el derecho a sufragar en las elecciones municipales, se creó el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (Memch) en 1935.
Según el sitio Memoria Chilena, de carácter multiclasista, la actividad y organización del Memch les permitió desarrollar un activismo provincial que permitió expandir sus ideales y proyectos en una época de fuerte centralismo político.

Elena Caffarena haciendo campaña radial del Memch. Créditos: Memoria Chilena.
“El Memch expresa claramente una ideología feminista progresista, profundamente arraigada en la problemática política social, aun cuando no abanderiza formalmente con ningún partido político. Esta ideología es difundida por medio de conferencias, actos, manifestaciones callejeras y especialmente por su órgano de prensa La Mujer Nueva“, relata Julieta Kirkwood en Ser política en Chile.
Sus principales dirigentes han sido reconocidas históricamente tanto por su calidad de feministas pioneras como por sus trayectorias en el ámbito político e intelectual, destacando, entre otras, Elena Caffarena, Olga Poblete, Marta Vergara y Graciela Mandujano.
“Recién en 1949 se obtuvo el derecho a sufragio y la plena ciudadanía de la mujer. Y no, no fue una intención antojadiza de Gabriel González Videla”.
Caffarena, de hecho, fue la encargada de redactar el proyecto de ley sobre el voto femenino en 1941, a solicitud del presidente Pedro Aguirre Cerda. El hecho se celebró con una concentración en el Teatro Municipal, al que acudieron todas las organizaciones femeninas. Sin embargo, el presidente cayó enfermo y murió en noviembre del mismo año.
Tuvieron que pasar cuatro años para que fuera ingresado al Congreso y recién en 1949 se obtuvo el derecho a sufragio y la plena ciudadanía de la mujer. Y no, no fue una intención antojadiza de Gabriel González Videla, sino que se obtuvo gracias a la lucha de años de parte de las mujeres movilizadas.

Créditos: Memoria Chilena.
El Memch se disolvió en 1953, luego de que con la promulgación de la llamada “Ley Maldita” de González Vida, se persiguieran a los miembros del Partido Comunista. Así, hubo una pérdida de un alto componente de las socias de organizaciones de izquierda, que tuvieron que pasar a la clandestinidad.
Esto sumado a la obtención del derecho a voto, se tranquilizó el movimiento femenino; un periodo que Julieta Kirkwood llama “silencios feministas”. La antropóloga Sonia Montecino explica que este movimiento sufragista “no estaba por transformar las estructuras, sino una parte de la participación política de mujeres”.
Así, las mujeres se subsumieron dentro de los partidos políticos, para luego retomar el movimiento en la dictadura.
Mujeres en movimiento
Junto con la eliminación los partidos políticos y con aplicar una censura ideológica, explicó Montecino, las personas eran categorizadas en grandes clases: burgueses, proletarios, campesinos, mapuche… Y las mujeres no entraban en las categorizaciones ideológicas que había. “Esto nos obligó a repensarnos como sujetos. ¿Qué somos? En la dictadura eclosionan estas identidades y empiezan a repensar la vida social”, analizó la antropóloga en Copadas.
En ese sentido, las mujeres fueron el relevo de los hombres, por la cesantía, las detenciones, asesinatos y desapariciones. “Imagínense que en esa época los hombres no pudieran ser los proveedores… Rompe sus esquemas de cómo se construyeron como masculinos; se desapareció el proveedor. ¿Qué pasa con las mujeres ahí? Han tenido esa fuerza de traspasar las fronteras para enfrentar solas las adversidades”, reflexionó la Premio Nacional.
Movimiento feminista
Ya hacia los ’80, el movimiento feminista volvió a adquirir fuerza. Las colectividades se multiplicaron y diversificaron y, a través de coordinadoras como el Memch 83 (que aglutinó a varias mujeres contrarias a la dictadura), se organizaron para articular la movilización femenina. Según informa Memoria Chilena, se desplegaron en jornadas, actos masivos, elaboración de manifiestos y petitorios al gobierno y a la alianza opositora, así como en protestas, en las que se integraron como una fuerza autónoma dentro de la movilización social contra la dictadura.
Entre estas organizaciones cobró relevancia “Mujeres por la Vida”, creado en 1983 después de la inmolación de Sebastián Acevedo, padre de dos hijos detenidos por la CNI. Este movimiento estaba conformado por mujeres opositoras al régimen de Pinochet con diversas profesiones, afiliaciones políticas y orígenes sociales.

Creditos: Kena Lorenzini, Museo Histórico Nacional.
Hasta la vuelta a la democracia, ellas destacaron por su valentía y creatividad en las manifestaciones. En el documental “Hoy y no mañana” de Josefina Morandé, se muestran las diferentes acciones que realizaron: la consigna “No +”; botar en los tribunales de justicia pescados y mariscos podridos con un lienzo que fraseaba “La justicia en Chile está podrida”; lanzar pelotas en paseo huérfanos con la frase “Patée a Pinochet”; soltar en el centro a un chancho vestido de Pinochet, entre otras.
Mónica Echeverría, Teresa Valdés, Fanny Pollarolo, Lotty Rosenfeld, Kena Lorenzini, María Rozas, Graciela Bórquez y María Olivia Monckeberg fueron algunas de las integrantes de este movimiento.
Cabe destacar en estas fechas la realización del “Caupolicanazo“, que reunió a miles de mujeres bajo el lema “Hoy y no mañana, ¡por la vida!” y el “Santa Laurazo” (8 de marzo, 1989), que convocaron a miles de mujeres.
La organización altera el orden social

Créditos: Memoria Chilena.
En dictadura también estuvo presente agrupaciones de mujeres que no estaban pensando en el feminismo para un cambio en las estructuras sociales, sino que querían llevar a sus casas comida, se rebelaban contra la dictadura. Ahí aparecieron y salieron a lo público las organizaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que eran en su mayoría mujeres (las esposas, madres, hermanas, hijas), y agrupaciones de ollas comunes.
“Éstas eran organizaciones entre lo público y lo privado. Ha habido un menosprecio (a las ollas comunes como agente político) porque precisamente eran los roles clásicos, pero si lees cómo esos roles impugnan la dictadura, ves cómo el ruido doméstico con las cacerolas y sartenes desde las casas, se puede transformar a una alteración del orden“, sostuvo Sonia Montecino.
Centros de madres (CEMA)
Los Centros de Madres nacieron en el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Se juntaban las mujeres para aprender de cocina, bordados, y otros trabajos tradicionalmente impuestos a las mujeres. “Los Cemas, aunque era un ‘disciplinamiento femenino’, también sirvieron porque se aceptaba que pudiéramos trabajar”, explicó la antropóloga en Copadas.
“Luego, la dictadura -bajo la dirección de Lucía Hiriart- lo toma y lo tansforma en una cosa horrible. Estaban los ‘Cemas’ y ‘Cemitas’, que eran para las niñas. Aunque estos espacios también sirvieron de camuflaje. Ahí trabajaban mujeres campesinas e indígenas y se les permitía participar en eso, pero aprovechaban de hablar de otras cosas“, agregó la investigadora.
Retorno de la democracia, división del movimiento
A inicios de los ’90, con la vuelta de la democracia, ocurren dos fenómenos, según Montecino: “Hay una atomización de este movimiento, hay distintas tendencias. Hay un debate entre si participar del poder o somos autónomas”.
Así, se creó el Servicio Nacional de la Mujer, que lo integrana mujeres que participaban del movimiento feminista y las hacen participar del llamado “feminismo de Estado”. Por otro lado, estaban las autonomistas, que decidieron no participar del poder y mantenerse en una posición más radicales.
Hay otro grupo que entra a las universidades. Muchas de ellas que habían estado exiliadas y llegan con varios conocimientos desde el extranjero. En tanto, los feminismos populares o que estaban al alero de la Iglesia, también siguieron movilizados en sus territorios.
“El feminismo nunca murió, estaba ahí” – Sonia Montecino.
Cabe destacar la creación de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres en 1990, que sigue vigente y activa hasta la fecha.

Créditos: Wikimedia Commons.
Sobre las movilizaciones que surgen en el siglo XXI, Sonia Montecino las explica como una introducción de prácticas feministas en el discurso cultural. “El feminismo nunca murió, estaba ahí. Nosotras formamos en género (en las universidades). Otras mujeres trabajaban en otros espacios y fueron plantando semillas que podrían haber hecho detonar la ola del 2018″, reflexionó.
También, aunque aclaró que es una teoría que debe investigarse, la antropóloga tiene la impresión de que “las madres tienen mucho que ver con esto“. “Ha habido una transmisión de estos espacios institucionales entre madres e hijas. A mí mi madre me transmitió un modelo: al salir a trabajar, luchando contra la subordinación. Eso ayuda a que haya habido un despertar de una nueva generación”, explicó.
Sobre las causas de esta nueva ola feminista, agregó que no es una sola: “Tiene esa complejidad maravillosa de los fenómenos sociales. Son muchos los elementos que entran en juego”.
Imagen principal: Junto a destacadas mujeres como Carmen Frei (al centro), Fanny Pollarolo (a la izquierda de Frei) fue una de las fundadoras y lideresas de ‘Mujeres por la Vida’, movimiento que durante la década de los ’80 luchó contra la dictadura de Augusto Pinochet. Créditos: Memoria Chilena.
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