¿Eres feliz en este mundo? ¿Te sientes libre? ¿Es buena la sociedad en la que vives? ¿La existencia del ser humano ha sido un beneficio para el planeta? Estas preguntas han traído a mi cabeza una devastadora reflexión que demuestra que la humanidad es un cáncer para el mundo, que su existencia se debería erradicar para que otros inocentes seres y la vida en el planeta se puedan salvar.
El humano es una plaga. Su población ha crecido y hemos sido un verdadero parásito para la tierra, ya que como especie somos una colonia de organismos que ataca, destruye los cultivos, las plantas y así al planeta entero.
Lo nefasto es que hacemos un daño que afecta además a nuestra misma población y causamos un perjuicio grave. Acaparamos y destruimos lo que hay a nuestro paso.
El daño sin control al ambiente se acentúa con la Revolución Industrial (1760). La calidad y capacidad del ambiente se debilitó, se descubrieron los combustibles fósiles y minerales de la tierra y los explotaron sin medir las consecuencias. Se comenzaron a agotar los recursos energéticos y biológicos.
Se contaminaron las aguas superficiales, la atmósfera y los suelos. Con esto vino la aceleración del calentamiento global, acumulación de residuos y así esto sigue sin parar. A esto se le llama contaminación industrial, y es una de las principales fuentes de contaminación que surge de la actividad humana producida por las industrias en general.

Foto por Holger Link en Unsplash
Hay innumerables tipos de industrias y pocas se salvan de la contaminación. Ocupan espacios físicos del planeta, paisajes increíbles que nunca volveremos a ver, que pasan a ser una bomba destructiva para él. Además, sabemos que se extraen los recursos naturales, se altera el ecosistema, produciendo cambios en su estructura y dinámica y no olvidemos la generación de residuos, que es lo que más afecta.
El ser humano ve al planeta cada vez más como recurso de explotación y cada vez menos como lo que nos ha permitido la vida a cada une de nosotres. Así, hoy lo estamos masacrando día a día hasta la inviabilidad de la vida. No sólo se trata de nosotros, arrebatamos la vida de TODOS los seres. Es cierto que la extinción de especies puede ocurrir de manera natural, pero la realidad es que la intervención humana ha alterado tanto los ecosistemas y naturaleza que el proceso de extinción se acelera.
La deforestación que lleva a las especies a una extinción 100 veces más rápida que los procesos evolutivos naturales. Evidentemente se pierde todo un ecosistema en el que viven cientos de especies. El cambio climático acelerado, claramente lo hemos causado nosotros y que afecta a miles de hábitats provocando su extinción.
La intervención humana ha alterado tanto los ecosistemas y naturaleza que el proceso de extinción se acelera.
¿Por qué nadie hace nada o muy pocos? Nos quieren ver sumisos, nos quieren ver esclavos de este sistema que nos explota, nos oprime por la codicia de los ricos que controlan todo, que tienen todo el poder y que nunca serán capaces de ceder aunque vivan excepcionalmente bien, porque están enfermos de ambición. ¿Realmente quieres traer al mundo más esclavos para seguir alimentando su sistema?
¿Quieres enseñarle a tu hije lo que es un hombre, lo que significa ser mujer, lo que son las cárceles, los zoológicos, las carnicerías, la sociedad desigual, machista, discriminadora, violenta y un sinfín de atrocidades con las que vivimos?
Hago un llamado a no procrear. No lo hago porque sea amargada, no porque sea lesbiana, gay, infértil (típicos prejuicios de gente ignorante) o tenga algún impedimento. Tengo este pensamiento porque fui capaz de abrir los ojos. Pude mirar más allá de mi vida, trato de dejar el egocentrismo de lado, el especismo y me voy deconstruyendo cada vez más, por amor a la tierra, por agradecimiento a lo que nos permitió la vida. Hago un llamado a despertar, hacer el bien y revolucionar.
Siento mucha rabia por cómo el sistema nos ha lavado el cerebro, y si bien me siento más consciente, también estoy más deprimida. ¿Hay esperanza para la humanidad?
Foto principal: Samuel López en Unsplash.
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