Una nunca termina de conocer una tienda de ropa usada. Una vez que conoces este mundo, difícilmente puedes salir. Porque comprar usado es más barato, más bueno y más original. Pero lo más importante de todo es que, prefiriéndola, le quitas un peso de encima al medioambiente (y uno bien grande).
No te culpo si aún no le tomas el cariño. No es un arte sencillo, porque requiere, entre otras cosas, liberarse de los prejuicios y darse menos color.
Si te quieres sentar con nosotras, te dejamos a continuación los 10 mandamientos básicos para comprar ropa usada.
- No esperes lo mismo que el retail. Es ropa usada: puede que la encuentres sucia, gastada o con algún imperfecto. No seas tan exigente.
- Lo mejor nunca está colgado, cultiva paciencia. Los montones de ropa desplegados en el piso pueden parecer imposibles, pero vale la pena explorarlos.
- Acumular es de paco. Recicla, vende o dona las prendas que ya no uses.
- No te limites a los textiles. En ferias libres puedes encontrar artículos de decoración, cámaras, loza, entre otras cosas.
- Nada es perfecto, la ropa tampoco. De todos modos las cosas tienen arreglo: puede que con un buen bordado o un par de pinzas quede maravilloso.
- Lo que aprendimos de la pandemia: higiene (extremada). Blusas vemos, covid-19 no sabemos. Una buena lavada antes de utilizarla no vendría mal (algo obvio quizás, pero nunca está demás recordarlo).
- Cónocete. Ten siempre presente tus medidas y tallas. Aquí no hay cambios ni devoluciones.
- Tampoco abuses de los precios bajos. Establece un límite de compras.
- Busca, busca, busca. Te recomiendo llevar una idea de lo que te gustaría encontrar. Con un objetivo en mente todo se hace tanto más fácil (eso sí, sé flexible).
- Pasa el dato. Tus picadas merecen ser conocidas por otros. Elimina tu egoísta neoliberal interior. Amén.
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